jueves, 2 de julio de 2009

De nuevo una despedida...

2 de julio de 2009




Verónica, y de nuevo una despedida…

No me gusta la sensación de vacío que a veces se instala en mi corazón. Es dolorosa e infame, y en muchas ocasiones, devastadora. Siempre intento disimularlo, y creo que, llego a lograrlo. Pero luego la necesidad de llorarlo sobre el papel, es incontrolable. Y aquí estoy, derramando lágrimas de tinta.

La vi crecer. No dentro de mi, pero fui testigo de ello. Casi nueve meses de ilusión, también, de impaciencia. Luego, dieciocho horas de incertidumbre, y de miedo… Y al fin, ella. Siguió creciendo, ya sin un cordón umbilical. Fue adolescente, y mujer. Nos contamos secretos y fuimos cómplices muchas veces, la una de la otra. Nos enfadamos, y nos discutimos, nos reconciliamos, y nos abrazamos. Lloramos y reímos juntas. Nos cuidamos mutuamente, e incluso alguna vez, nos emborrachamos a deshoras. Un día se independizó. Emprendió su propio camino y se marchó a ochocientos kilómetros de mí, apostándolo todo por un gran amor. Yo la animé, y no me arrepiento, aun sabiendo que a menudo me vería escribiendo cosas así.

Como dice Paulo Coelho, "todos debiéramos perseguir nuestros sueños, por que el camino hasta alcanzarlos, es lo que nos hace felices".

Todos debiéramos llevar una Verónica dentro.




“Te quiero... Y sí, ya sé que lo sabes”.