martes, 28 de julio de 2009

Tendida sobre la hierba

26 de julio de 2009


Habíamos estado paseando. Sant Pol aun estaba en fiestas. Sus callejuelas lucían toda una exposición de arte, admirado por unos, indiferente para otros. Cuadros de muchos artistas, cada cual con su particular estilo. Llegamos hasta el gran parque, justo a las afueras del pueblo. En otros tiempos, había ido hasta allí, a tenderme, sobre la tímida hierba humedecida por los aspersores, y mirando hacia el cielo celeste despoblado de nubes, había encontrado la inspiración para algunos versos. Me gustaba ir allí, sola. Nadie lo sabía, pero sí, iba sola, quizá a recordar otros tiempos en los que yo era otra. Esta vez ha sido distinto. No he echado de menos la reconfortante soledad que siempre me brindaba aquel lugar. No la he necesitado desde hace algún tiempo.

Abel se ha alejado de nosotros, para ir a trepar por la minúscula loma verde. Tras alcanzar su pequeña cima se ha tendido sobre la hierba, intuyo que como siempre, un poco mojada. Yo le he observado mientras pasábamos de largo charlando sobre algo que no recuerdo. Él me ha mirado sonriendo, y yo le he respondido de la misma forma. Creo que ambos sabemos lo que pasaba por mi cabeza en ese momento: Tenderme, como él, sobre la aterciopelada hierba y mirar el cielo. En vez de eso, he pasado de largo, retomando aquella conversación, que aun no recuerdo.

Volveré otro día a Sant Pol, y como Abel, no dejaré pasar de largo el momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario